Por Arzobispo Gregory M. Aymond
Clarion Herald – 9/30/17
¿Qué fue lo que más le impresionó de la Convención de los Sacerdotes de Luisiana de tres días, que se celebró la semana pasada en Nueva Orleáns?
Lo que más me impresionó fue el espíritu de fraternidad, un espíritu de apoyo mutuo entre los sacerdotes. Lo que me impactó fue que los hombres apreciaban humildemente su llamado al sacerdocio. Ese espíritu estaba en el aire.
También, en los servicios de oración y en la Misa en la Catedral de St. Louis, escuchar a 435 sacerdotes orando y cantando juntos fue muy impresionante. El Cardenal Dolan (Nueva York), el Obispo Flores (Brownsville, Texas) y el Obispo Kicanas (Tucson, Arizona) conversaron sobre las diversas dimensiones del sacerdocio, ellos nos alimentaron para hacernos ver a Cristo El Buen Pastor, Profeta, y Rey, a través del lente del sacerdote. La conferencia nos ayudó a comprender, que en todo lo que hacemos todos los días, debemos ser un sacerdote como Cristo, un profeta como Cristo y un pastor como Cristo.
A esta convención, asistieron sacerdotes de las siete diócesis de Luisiana, que es la Provincia de Nueva Orleáns. ¿Tiene alguna otra provincia en los Estados Unidos, una reunión similar?
La única otra provincia en los Estados Unidos que hace algo similar es Alaska, y si juntas las dos diócesis en Alaska, no hay muchos sacerdotes – menos de 100.
Así que creemos que esto es único. Celebramos la Convención de los Sacerdotes de Luisiana cada cuatro años, y esta fue nuestra séptima reunión. Lo haremos de nuevo en 2021. No oí una crítica o una queja durante los tres días de la convención. Había un verdadero espíritu de gratitud, fraternidad y aprecio entre los sacerdotes.
El comité de planificación encabezado por el padre Rodney Bourg y el padre Ronnie Calkins – y muchos otros sacerdotes de todas las diócesis del estado- hicieron un trabajo sobresaliente. Trabajaron en esto durante dos años.
Además de las conversaciones principales, ¿Qué más se ofreció en la convención?
Tuvimos cuatro talleres separados, que se ofrecieron tres veces durante el día, lo que significa que los sacerdotes tuvieron la oportunidad de asistir a tres de los cuatro. Todos fueron muy bien atendidos.
Mary-Rose y Ryan Verret explicaron su programa de preparación matrimonial “Testigo de Amor”, que ha mostrado resultados increíbles en los últimos cinco años en la reducción de la incidencia del divorcio en los primeros años de matrimonio. La idea es que la pareja comprometida, sea orientada por una pareja mayor que admiran, y practican la fe Católica.
Uno de los grandes frutos de esa relación de orientación, es que la pareja comprometida, tiene un lugar donde acudir, si hay problemas en su matrimonio, que surgen en los primeros años. La doctora Emily Cash, psicóloga del Instituto Saint Luke en Louisville, Kentucky, explicó el alcance del uso de la pornografía y la adicción en los Estados Unidos, y cómo afecta a los laicos y al clero.
El azote de la pornografía es algo que nosotros, en la Arquidiócesis de Nueva Orleáns, estamos tratando a través de una asociación, con una compañía nacional llamada Covenant Eyes. El padre Gary Thomas, sacerdote de la Diócesis de San José, California, hizo una presentación fascinante sobre el poder del mal inteligente en el mundo, y cómo la Iglesia, con mucho cuidado y sanación, usa el rito del exorcismo, y pide la ayuda de Cristo, para expulsar a los demonios de las personas poseídas.
Hay un protocolo muy detallado antes de que se pueda usar el rito del exorcismo. Esto no es cosa de Hollywood, ni de libros. Satanás existe y, a veces, encuentra una puerta abierta en la vida de una persona. La Iglesia está allí – junto con el profesional médico, que pueden encontrar la causa raíz del problema de una persona - para proporcionar la curación espiritual. Ese es un ministerio muy importante. Y finalmente, el padre Philip Bochanski, que sirve en la Diócesis de Bridgeport, Connecticut, habló sobre cómo la Iglesia puede ministrar con amor a personas con orientación al mismo sexo, y a sus familias.
Estas fueron presentaciones muy prácticas, que serán útiles en el ministerio diario de un sacerdote. En general, los tres días fueron una maravillosa oportunidad para reunirnos, renovar nuestra comunión, orar juntos, aprender juntos y levantarse unos a otros. Mi oración es que estos días se proveyeron un refrescante y desarrollo ministerial, que ayudarán a cada sacerdote a reflejar a Cristo el Buen Pastor en su congregación.
Preguntas para el Arzobispo Aymond pueden ser enviadas a: [email protected]